Has elegido un queso de cabra puro, artesanal y lleno de carácter. Ahora, el último paso para disfrutar de su calidad completa depende de : el almacenamiento y la conservación.
El queso es un alimento vivo que sigue evolucionando, incluso en tu nevera. Si lo guardas mal, puede resecarse, absorber olores o generar moho no deseado. Entender la ciencia detrás de la conservación es la clave para mantener su sabor, textura y frescura intactos. Aprende a conservar tu queso de cabra.
1. La Regla de Oro: Evitar el Plástico
El error más común al almacenar queso es envolverlo en film transparente (plástico de cocina).
• El Problema del Plástico: El queso necesita respirar. Al envolverlo en plástico, atrapas la humedad y los gases de amoníaco que naturalmente libera el queso al seguir madurando.
Esto crea un ambiente demasiado húmedo que acelera el crecimiento de moho y le da al queso un sabor desagradable y metálico, a menudo llamado «sabor a plástico».
• La Solución Ideal: Utiliza papel encerado, papel de pergamino o papel especial para quesos.
Estos materiales protegen el queso de la resequedad, pero permiten una pequeña circulación de aire, dejando que respire. Luego, puedes guardar el queso envuelto en un recipiente hermético (como un tupper de cristal), pero con la tapa ligeramente abierta o con papel de cocina para que absorba el exceso de humedad.
2. Controlar la Humedad y la Temperatura
El queso de cabra necesita un equilibrio que imite su entorno de maduración: fresco, oscuro y ligeramente húmedo.
• La Ubicación en la Nevera: La mejor zona de tu nevera es el cajón de las verduras. Esta es la parte más estable en cuanto a temperatura y, a menudo, ofrece el nivel de humedad más alto. Evita la puerta, ya que las fluctuaciones constantes de temperatura (al abrir y cerrar) son enemigas de la calidad del queso.
• El Recipiente: Si el queso viene con su propia corteza natural o es un queso curado, puedes guardarlo en un recipiente de cristal (como una quesera) sin apretar la tapa. Esto crea un microclima húmedo ideal sin asfixiar el producto.
3. Protege el Sabor: El Aislamiento
La grasa del queso de cabra es muy susceptible a absorber los olores fuertes de otros alimentos en la nevera (como cebolla, pescado o frutas maduras).
• Aísla tu Queso: Siempre guarda el queso de cabra separado de otros alimentos fuertes. El uso del papel encerado y luego un recipiente de cristal o plástico con tapa holgada actúa como una barrera protectora contra los olores no deseados.
• Quesos Tiernos vs. Curados: Los quesos de cabra frescos y tiernos deben consumirse rápidamente (máximo 7-10 días) y tienden a ser más sensibles a los cambios de temperatura. Los quesos curados son más resistentes y pueden durar varias semanas si se almacenan correctamente en papel y un recipiente.
4. Antes de Servir: ¡La Paciencia es Vital!
Recuerda siempre el consejo de la cata: el frío es el enemigo del sabor.
• Aclimatación: Al igual que con un buen vino, saca el queso de cabra del refrigerador al menos 30 minutos antes de servirlo. Esto permite que la grasa se ablande, los aromas se liberen y el sabor se desarrolle por completo, ofreciéndote la experiencia completa que la fábrica DOÑA CASILDA diseñó para ti.
Al cuidar tu queso con estos sencillos pasos, aseguras que cada rebanada te ofrezca la misma pureza y calidad del día en que fue elaborado.


